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Primer plano de una pelota de fútbol

Andrés Escobar, el futbolista asesinado por un autogol

En Colombia nunca olvidarán el triste suceso

Colombia inició mal el Mundial de 1994 en los Estados Unidos, derrota ante Rumania en el partido de debut. Una gran jugada de Hagi y un doblete de Raducioiu condenó a los de Maturana en un 1-3. Aquella selección con Asprilla, Valderrama y Freddy Rincón llegaba con las expectativas muy altas, por lo que esa derrota supuso un duro revés. Para pasar la fase de grupos debía ganar los dos partidos restantes, algo que agitó el ambiente en el vestuario.

En el segundo partido no podían fallar ante los anfitriones. El partido era muy nervioso. A la media hora, Harkes logra escaparse por la banda izquierda y lanza un cross raso al corazón del área rival. La defensa está mal situada y el lateral Andrés Escobar se lanza al piso para intentar despejar el balón fuera. El colombiano que quería evitar el remate del delantero rival desvía el balón dentro de su portería. Estados Unidos se adelanta. Escobar permanece en el suelo durante un largo minuto impertérrito. En el segundo tiempo, los hombres de Maturana reciben el segundo gol en el minuto 52’, estaban eliminados. Aun así, Colombia no se viene abajo y Valencia logra marca el 2-1 casi al final del partido. Es inútil, ya no habría tiempo. Se iban a casa.

Los nervios evitaron que los cafeteros mostrarán su auténtico nivel en los primeros dos duelos. Técnicamente tenían más calidad que sus rivales, sin embargo no acabaron de plasmar esa superioridad. El hecho de que los futbolistas de aquel conjunto llegaran al Mundial en un clima de terror influyó demasiado.

Cinco horas después del encuentro contra Estados Unidos, en el hotel Fullerton, lugar de concentración de la Tricolor, llegó un fax anónimo: “Si vuelve a jugar Gómez, acabaremos con su casa y con la de Maturana”. Ninguno discute la decisión: Gabriel Gómez tiene que hacer las maletas y volver a casa.

Gabriel Jaime Gómez Jaramillo, centrocampista de 35 años, tenía toda la prensa deportiva en contra. Fue señalado como responsable de la derrota ante Rumania. La razón: su hermano Hernán Darío Gómez era el segundo entrenador. Muchos le vieron como “el favorito”. Los periodistas cumplían la orden del cártel de Medellín. El fútbol estaba subordinado a las decisiones de la mafia y los jugadores lo sabían.

En 1993, René Higuita, famoso portero célebre por hacer “el escorpión”, pasó 7 meses en la cárcel por ser intermediario en un secuestro de la hija de un magnate local. Al parecer, el rescate debía financiar la investigación de Pablo Escobar, el jefe del narcotráfico asesinado por la policía en circunstancias desconocidas en diciembre del ’93. Entre otros ‘negocios’, Pablo financiaba a Atlético Nacional, equipo de Medellín en el que jugaba su homónimo Andrés. La relación narcotráfico – fútbol estaba muy presente y además era conocida por todos.

En 1992, nació un movimiento llamado LiFuCol (Limpiar el Fútbol Colombiano) que en realidad no se fundó para limpiar nada. Relacionado con el cártel de Cali, llegó a amenazar de muerte a Maturana si convocaba a la selección a jugadores del club rival: Atlético Nacional. Al comisario técnico no le importó y convocó 3 futbolistas de ese equipo y además, llamó como asistente a su entrenador (Hernán Darío Gómez). Más adelante, tres meses antes de partir hacía el Campeonato del Mundo, raptaron al hijo de Luis Fernando Herrera (jugador convocado en las filas del Atletico di Medellin). Se pidió un rescate desproporcionado y el defensa tuvo que ir a la televisión para pedir el retorno de su hijo. Años antes, en 1990 hubo una huelga de árbitros después de que un compañero acabará asesinado por rebelarse a trucar un partido.

Por último, ya en noviembre de 1995, Alveiro Pico Hernández, defensor de Envigado de 23 años fue asesinado al alba en el barrio de Prado (zona este de Medellín). Dos hombres le dispararon a pocos metros de su casa. Esto era el fútbol en Colombia y Andrés Escobar lo sabía.

De clase media, Andrés Escobar era una un fijo de la defensa de Nacional y de la selección. Educado, reservado, tenía un físico más delgado del típico jugador colombiano que por lo general es compacto y musculoso. Parecía hecho para el fútbol europeo más ‘de toque’. Tenía un estilo de juego rápido, efectista y además iba muy bien en los duelos aéreos. Le esperaba un gran futuro, seguramente en algún club del viejo continente.

Sin embargo, un miércoles de 1994 en Los Ángeles cambió su destino. El autogol que precipitó el primer gol estadounidense fue letal. Balón al centro y una vida destruída. Andrés temía que podía acabar así. Era de Medellín y sabía como funcionaban los traficantes y apostadores. Cuándo el 29 de junio retornó a Colombia sólo le esperaba su novia. No hubo insultos, de hecho hubo algún aficionado que pasaba por allí trataba de animarle.

El defensa había vuelto a casa pero estaba como ausente. Hablaba poco y apenas interactuaba. Su familia estaba preocupada. El defensor estuvo vagando por la ciudad durante cuatro días. Su carácter había cambiado. De repente estaba riéndose y a los pocos minutos estaba deprimido. Pasaba por locales de la ciudad buscando viejos amigos que le animarán. Así lo contaba el periódico El Tiempo en una detallada reconstrucción de las últimas horas de vida de Escobar.

Sábado 2 de julio. Andrés acaba en el Padova, una discoteca del centro. El ruido, el alcohol y un grupo de amigos habían logrado distraerle durante una noche pero llegadas las 3:45 de la noche pensó que ya era suficiente. Aquí inician varias versiones de lo ocurrido. La mayor parte de testimonios apuntan que el futbolista fue hacía el parking del Salmagundi, otro local nocturno dónde había dejado el coche. Allí hubo un altercado con tres hombres que iban a bordo de un Toyota Land Cruiser. Insultos y amenazas empezaron a surgir a raíz de aquel autogol. Hay quién dice que la pelea empieza por lo ocurrido en el Mundial, otros aseguran que simplemente fue por el aparcamiento. De repente, uno de los tres hombres, el ex-guardia jurado Humberto Muñoz Castro, saca una pistola y le dispara en seis ocasiones. El cuerpo de Escobar llega a la clínica Medellín sin vida.

Castro confiesa y es condenado a 43 años y 5 días de prisión pero viene liberado en 2005 entre protestas de la prensa y aficionados. El porqué nunca ha sido explicado. El cárrtel de Medellín es una potente organización que extiende su poder por toda la ciudad, instituciones incluidas. En los años 70 y 80, Pablo Escobar dictó unas “leyes” que han pasado la frontera hasta Bolivia, Perú y toda América. En aquella época millones de dólares llegaban a Colombia: Droga, apuestas, prostitución…

Andrés Escobar fue asesinado en 1994, en el ocaso del Cartel de Medellín. Tras la muerte de su homónimo Pablo, la organización se dedicó a golpes esporádicos. La muerte del defensor habría sido ordenada por un clan de apostadores que habían apostado una gran cantidad de dinero a la clasificación de los cafeteros a octavos de final del Mundial. El conflicto entre los corredores de apuestas y los apostantes refleja lo que pasaba entre los dos cárteles rivales, el de Cali y el de Medellín, con los últimos defendiendo su supremacía territorial.

El desafortunado autogol, a la postre fue beneficioso para los corredores de apuestas. Un desastre económico para el clan de Medellín que habría hecho pagar al jugador el error fatal. El arma de Muñoz fue armada por el tráfico de drogas.

En el funeral de Andrés participaron 120 mil personas, incluido César Gaviria, presidente de la República. Cada 2 de julio se recuerda al futbolista asesinado en Colombia. Su error: un despeje acabó en el fondo de su propia portería.