Uno de los países con leyes más restrictivas del mundo empieza a abrirse muy lentamente, también en el deporte. Después de que a partir del año que viene se permita a las mujeres conducir, la otra gran medida es la apertura de los estadios de fútbol a las familias al completo. Porque aunque sorprenda, en el año 2017, tanto Arabia Saudí como Iran prohiben la entrada de las mujeres a los estadios.
“Ha empezado la preparación de tres recintos deportivos en Riyad, Gedda y Dammam para recibir a familias a partir de 2018”. Este es el mensaje de General Sports Authority, el equivalente al ‘Ministerio del Deporte’ saudita. También se ha especificado que se implantarán cafeterías, restaurantes y pantallas gigantes para atraer al mayor público posible.
Esta apertura ha llegado gracias al empuje de la princesa Reema bint Bandar bin Sultan, viceministra del organismo que regula el deporte en Arabia Saudí. Su posición también ha ayudado para que el pasado septiembre las mujeres pudieran participar en la 85 Fiesta Nacional y entrasen al ‘King Fahd Stadium’ de Riyad.

Reema bint Bandar bin Sultan
El otro máximo responsable de este aperturismo parece ser Mohammad bin Salman, príncipe heredero de la familia real. Con su proyecto Saudi Vision 2030, buscan transformar el país con un Islam más moderado y tolerante. Seguramente siguiendo el ejemplo de los Emiratos Árabes Unidos.
Una pequeña ‘revolución’ dado que en Arabia todavía funciona el sistema del ‘guardián’ por el que las mujeres no pueden tomar prácticamente ninguna decisión sin el marido, padre o hermano. Sin su aprobación no pueden casarse, viajar, operarse, trabajar o incluso acceder a la universidad. Abolir este sistema sería el próximo paso, pero primero ha llegado el fútbol.