La gente del Valle del Kas, como la de Pizarrales, en Salamanca, aprendió muy pronto a buscarse la vida, a apañarse con lo que tenía y a convertir la necesidad en virtud.
Levantaron sus casas, canalizaron el agua hasta sus hogares y encontraron un lugar desde el que mirar al mundo con la tranquilidad que aporta saber que no le debes nada a nadie y que la humildad, digan lo que digan los ricos, es una brújula para guiarte por la vida.
Sin complejos, con la mirada en el horizonte y el trabajo por bandera, fueron generando sus espacios de convivencia y de juego. Sus campos de fútbol.
Mi relación con el estadio de Vallecas comenzó cuando portaba el nombre del clan de los flanes. En los noventa, atravesar Madrid desde Salamanca rumbo a Alicante no era tan sencillo como ahora. Normalmente, mi padre se liaba, algunas inducido por mis indicaciones, y terminábamos atravesando la Avenida de la Albufera. Momento que aprovechaba para recrearme, asomando la cabeza por la ventanilla como un perrete chico, con ese monumento al deporte en medio de bloques y sin un fondo.
Un recinto hecho a imagen y semejanza de un equipo peleón, que alternaba ascensos y descensos.

Foto: http://www.rayoherald.com/
Un nigeriano custodiaba su puerta (Eterno Wilfred), un brasileño con mucha magia llamado Guillherme ponía el caviar. Michel, un chico del barrio que debutaba con 17 años empezaba su larga carrera profesional con una sola camiseta. Un defensa jienense con pelos largos que ahora regenta el banquillo ponía la garral. El arte era cosa de un pucelano que desquiciaba a las defensas rivales y a los árbitros, un poco chulín, con un regate que podía ser su mejor virtud o su peor defecto, el amigo One One Onésimoooo… Un equipo, una grada, un barrio, que sabe a qué juega, cual es su liga y, sobre todo, sabe disfrutar del fútbol.
Mi relación de amor con Vallecas fue madurando gracias a mi militancia política y la estancia temporal de mi pareja en un piso en Pablo de Neruda. El Bulevar, la batalla naval, la sede del PCE en Sierra Carbonera, el Jimmy Jazz, la Sala Hebe, Payaso Fofó, Arroyo del Olívar, TeleK y, por supuesto, el estadio…
Recientemente, mis pies han atravesado el umbral, he accedido a la Meca a través de la puerta 1 Wilfred Agbonavbare en dos ocasiones, dos jornadas consecutivas en las que vivimos dos partidos completamente diferentes, igual de apasionantes y con desenlaces antagónicos.
Contra el Athletic de Bilbao, lo interesante comenzó el día previo, con la presentación de LA VALLEKANA (http://cervezaslavallekana.com/) una cerveza artesanal que, debidamente acompañado por mis compinches jevis, ElTxetxu y Miguelito hijo, degusté sin contemplaciones, mojando unas pizzas caseras acojonantes en “De to la vida”, un bar que hace justicia a su nombre. La musicota la pusieron los de “La Vallekana Sound System”, subidos a una mesa. De nuevo, virtud de la necesidad.
Como no somos de irnos pronto a casa, la noche se alargó, compartiendo barras y birras con los leones, bailando en compadreo y viviendo la noche del barrio y el barrio de noche, que también hay que conocerlo y abrazarlo.
A la mañana siguiente, acompañé a nuestro anfitrión Javi “Piticli” a pasear a su perra Haika, me enseñó el CSO La Atalaya, buena iniciativa de la chavalería donde va a entrenar, y pasamos a saludar al gerente del Bestiario, curiosita tienda. Buen bodegas y mejor persona.
Después de comer, un licor café en el local de Bukaneros y fiestón en la calle. No sin antes adquirir una camiseta con la franja, modelo especial de la nueva marca VCN http://vcnwear.com/producto/camiseta-franjirroja/
Bombo, megáfono, gargantas, manos arriba para marcar el ritmo y dos aficiones disfrutando de la animación, ante la decisión de no hinchar desde el fondo, en plena Huelga de animación.
Ya en el campo, después del cacheo reglamentario ¡claro! Nos llevamos la primera en la frente. Todavía no nos habíamos sentado cuando Aduriz marcó el primero. ¡Me cago en la leche, primo! Esta vez, la grada no respondió animando a los chavales, como sabe. No veas si se notó. Embajanados, Los Hombres de Paco no daban dos pases seguidos. El Athletic, al trantrán, con oficio, dominó el partido donde y como quiso. Aduriz remató la faena con dos goles más.
Pues bueno… al coche y de vuelta a casa, qué le vas a hacer, el próximo será diferente…
Vaya si lo fue. Quince días después, repetí expedición, acompañado del Marqués, Ayuken y el Chef de la Cresta. Esta vez, el rival era el Celta y la fiesta nos la pegamos después del partido. Comimos en Lavapies con charros en el exilio, entre ellos mi hermana, y al lío. Visita de rigor al local y pa dentro.
Antes de que comenzara el sarao, ya se respiraba otro ambiente. Las banderas ondeaban como velas al viento, todo el graderío animaba a los de casa y el equipo lo notó. Cierto es que Berizzo contemporizó, con un once plagado de suplentes, pensando en la eliminatoria de copa. Que no le salió mal tampoco… Pero los chavales salieron con otro aire, dispuestos a llevarse el partido. Antes del primer gol, los palos y el portero celtiña repelieron tres remates consecutivos de Miku, Llorente y Bebé.
La sintonía entre el graderío y el césped incrementó el nivel, hasta que Trashorras, partidazo del capi, centró al área mientras el público tarareaba una canción de la Polla Records y Miku, esta vez sí, la enchufó, a la segunda, que la primera también fue al palo. ¡¡¡Toma ya!!!!
Cuatro minutos después, jugada a balón parado, la pone otra vez Trashorras y…… (quita la cabeza, Ayuken, que no veo)…. GOL GOL GOOOOOOOOL de Tito!!!!!!!!!!!!!! Cuando estás enchufado, se nota, quieres más. Si la gente lo pide, se lo tienes que dar. Minuto 36. Trashorras coge carrerilla, la pone en el área….. Jozabed, también de cabeza!!!!!!!!!! Mu rico!!!!!!!!!!
Descanso, al baño chavales.

Foto: Marca
Sigue el monólogo, esta vez atacamos en nuestra portería. Pues el baloncito no quiso entrar, y mira que estuvo cerca. Daba igual. Los cánticos seguían. Empezaba en fondo, contestaba el lateral… O al revés… La vida pirata, la Vida Mejor!!!!!!!!!!!!!!! Y respondían, o respondíamos… La Vida pirata, la Vida Mejor!!!!!!!!!!
Pita el árbitro y la gente se queda, pues nosotros también. No se nos pasa, el vacilón, no se nos pasa nunca, que dicen los del Ciudad de Murcia. Salen los jugadores a saludar, broche. Todo lo demás, es secreto de sumario.
Por Javier Laso Carrero (@JLasoC)