Resultados deportivos a parte, desde hace años el deseo más grande de los tifosi granata consiste en ver reconstruido el templo histórico de su equipo, el estadio Filadelfia. El recinto deportivo en el que el mejor equipo de Europa de la segunda mitad de los años 40 logró realizar sus grandes hazañas y dónde dejo su legado tras no perder ningún partido durante casi una década, la casa del Grande Torino.
La historia de este campo elevado a recinto sagrado comienza en 1926 con el Conte Enrico Marone-Cinzano, presidente del club en aquella época y gran artífice de la creación del Filadelfia. Marone estaba convencido de que era necesario que su equipo tuviera un nuevo estadio, y para ello creó la Sociedad Civil Campo Torino. Está asociación a fondo perdido nace con el único objetivo de lograr un terreno propicio para levantar el nuevo coliseo que disponga además de un campo de entrenamiento adyacente. La planificación de la sociedad acabó siendo un éxito, una muestra es que en tiempo récord se logra encontrar el espacio perfecto y se aprueban todos los permisos necesarios.
Tiempo récord en la planificación y tiempo récord en la construcción: tan sólo 5 meses más tarde de presentar el proyecto, el Torino inauguraba su nuevo campo gracias al excelente trabajo del ingeniero Miro Gamba y de los trabajadores a cargo. Fue el 17 de octubre de 1926, la primera vez que se abrían las puertas del Estadio Filadelfia para acoger un encuentro de fútbol: Torino 4-0 Fortitudo Roma. Aquel partido fue un acontecimiento en la ciudad y sirvió para congregar a las élites de la época, encabezadas por el príncipe heredero Umberto II y la princesa Maria Adelaide.
Originalmente, esta primera construcción apenas daba cabida a unas 15.000 personas debido a las limitaciones técnicas de aquellos años. La estructura principal estaba formada por hormigón armado, mientras las gradas estaban realizadas en madera. Además la tribuna más grande contaba con un techo sujetado por pilares de hierro fundido. Estas vigas aún se mantienen intactas en el Museo del Grande Torino y de la leyenda granata. En la entrada estaba colocada una gran bandera del Torino de unos seis metros de altura. En definitiva, una estructura moderna para la época en un campo de juego de unas medidas ligeramente superiores a los cánones modernos: 110×70.

Tribuna principal del Estadio Filadelfia
Este nuevo campo fue un gran estímulo para habitantes de la capital del Piemonte, por fin los aficionados tenían un recinto acorde al equipo de la ciudad. Además esto provocó que el interés por el equipo creciera y a los pocos años se tuvieron que realizar obras de ampliación. La primera en 1928 dónde tienen que construir una taquilla para evitar el caos en el acceso y más adelante, en 1932, ampliando las tribunas para doblar la capacidad hasta 30.000 espectadores.
Al poco de nacer, el campo ve lograr los primeros Squdetti del equipo en las temporadas 1927 y 1928 aunque el primero de ellos sería revocado más adelante. Pero si este estadio está en el recuerdo de miles de aficionados del Toro es por la época del Grande Torino. Un equipo que maravilló a Italia en la posguerra y que con su fútbol total dejó innumerables anécdotas, récords y títulos en la historia del Calcio. Allí Valentino Mazzola, el capitán, y los suyos demostraban en cada partido un estilo definido cómo fútbol total.

30 mil personas abarrotaban el estadio en cada partido del Grande Torino
Dicen que sólo el que ha podido respirar el ambien del Filadelfia y ha vivido en persona los minutos mágicos del equipo conocidos cómo «el cuarto de hora granata» puede entender el respeto que existe a este lugar sagrado. Ocurría que el jefe de maquinistas de la estación de trenes estaba en la grada, y que éste hacía sonar su trompeta (la misma que utilizaba para avisar a un tren que podía partir) y ocurría que el capitán Mazzola se recogía las mangas, encorajinaba a sus compañeros y entonces los adversarios se preparaban para lo peor, el once granata desplegaba su mejor versión y mientas los tifosi enloquecían en la grada. Los goles estaban asegurados.
El Grande Torino venció bajo los muros del Filadelfia 5 campeonatos italianos consecutivos y una Coppa Italia, y logró una proeza histórica: Entre el 31 de enero de 1943 (Torino-Juventus 2-0) y el 23 de octubre de 1949 (Torino-Milan 3-2), el Toro jugó 88 partidos en el campeonato, de los cuáles gana 78 y empata 10 y no pierde ninguno. Y no lo perdería nunca más porque cuándo llegó la derrota que interrumpía el récord, el Grande Torino había perecido en el desastre aéreo de Superga.
El Filadelfia y el Grande Torino eran una misma cosa. No en vano no es casualidad que el estadio perdiera su actividad poco más de un decenio más tarde de que sus guardianes perdieran su vida en la colina más famosa de Turín. Bacigalupo, Aldo Ballarin, Dino Ballarin, Émile Bongiorni, Eusebio Castigliano, Rubens Fadini, Guglielmo Gabetto, Ruggero Grava, Giuseppe Grezar, Ezio Loik, Virgilio Maroso, Danilo Martelli, Valentino Mazzola, Romeo Menti, Piero Operto, Franco Ossola, Mario Rigamonti y Julius Schubert. Tras su muerte, la trompa del Filadelfia no sonaría nunca más.

El Estadio Filadelfia fue el búnker del Grande Torino
A pesar de las innumerables ayudas, tras el desastre el equipo fue perdiendo nivel llegando a bajar a Serie B en 1959. Demasiado para el campo dónde «no ganaba nadie». En ese periodo el equipo comienza una lenta mudanza hacía el Stadio Comunale debido al empeoramiento de las estructura (no en vano durante la guerra fue bombardeado y reconstruido con parches hasta 4 veces), viviendo su último partido oficial de campeonato el 19 de mayo de 1963: Torino 1-1 Napoli. Más adelante en los años 80 todavía habría alguna actividad ya que se juegan algunos partidos de Copa Mitropa, campeonatos veraniegos o del equipo filial. Por aquél entonces el abandono del campo ya era latente y apenas pueden entrar al campo más de 2000 personas.
El abandono de la estructura se acentúa hasta el punto de que son los propios aficionados los que intentan rescatar restos del Filadelfia para evitar que sean robados o destruidos. Desde hace años han sido varios los intentos de recuperar aquél templo relacionado con un equipo que vivirá para siempre en el corazón de los aficionados del Torino. Lamentablemente ninguna tuvo éxito debido al poco poder económico de los sucesivos presidentes, a las trabas burocráticas o la falta de acuerdo en el proyecto.

El abandono FIladelfia
Sin embargo, un halo de luz ha aparecido meses atrás con la aprobación del proyecto presentado por la Fundación Estadio Filadelfia (responsable desde hace años de la recuperación del coliseo granata). Esta vez es diferente, el proyecto ha sido aprobado con unanimidad, todos los documentos están en orden en los órganos de la región y el ayuntamiento, ya se ha invertido el primer millón de euros y además hay un fecha de inicio para las obras: mayo de 2016.
El nuevo Filadelfía ha sido desarrollado por las arquitectos Marco Aimetti y Eraldo Martinetto respetando la memoria del campo original. El proyecto estará formado por dos campos, ambos dos disponibles para los entrenamientos del primer equipo. Uno de ellos servirá para acoger los partidos del equipo primavera (el filial) gracias a la tribuna con capacidad para 4000 espectadores.
Obviamente no sólo será un espacio para la práctica del fútbol. En el mismo emplazamiento está previsto que se sitúe la sede del equipo, el museo, un espacio para el recuerdo de los 14 caídos en Superga, restos del estadio antiguo, tiendas y muchos detalles más que aún no han sido revelados. En definitiva, toda los necesario para que sea el punto de encuentro de cualquier aficionado al Torino.

Así será el Nuevo Estadio Filadelfia
Todo parece bastante organizado, menos una cosa, la financiación. El coste estimado de la «ciudad granata» está previsto en unos 8 millones de euros, de los cuáles la región y el ayuntamiento aportarán casi la mitad: 3,5. Todavía falta por saber cómo se logrará el resto y si el actúal presidente Urbano Cairo logrará la inversión necesaria, cómo alternativa, una opción que gana enteros es el crowdfunding aunque desde la Fundación Filadelfia están tranquilos, «el dinero llegará».
Quizá a muchos sorprenderá que este nuevo Filadelfia no sea un estadio diseñado para los partidos del primer equipo, una idea inviable por el reducido espacio del terreno y los problemas arquitectónicos de la zona (sin hablar de la suma de dinero que se necesitaría). En cualquier caso este proyecto servirá para que aquél lugar sacrosanto de las victorias imposibles, del cuarto de hora granara y del Grande Torino vuelva a recibir aficionados con la bufanda granata al cuello.
Más info:
Toro News
Fondazione Stadio Filadelfia
Mario Gago
(@gago_mario)
Co-Director Wanderers, el fútbol del pueblo