Lo han llamado el ‘Wikileaks del fútbol’ desde que el pasado octubre se estrenó publicando contratos y documentos confidenciales en su web. Desde entonces, Football Leaks no ha parado, casi cada día hace público un nuevo acuerdo reservado para hacer sonrojar a equipos, dirigentes, representantes y jugadores.
Estas publicaciones ya se han cobrado la primera víctima. En Países Bajos, el Twente FC ha sido sancionado tres años sin poder jugar en Europa por diversos contratos con irregularidades. La Federación Holandesa (KVNB) se enteró gracias a Football Leaks. El club en cuestión negoció con Doyen Sport, de esta manera la empresa china aportaría 5 millones de euros a cambio de un porcentaje generoso en futuros traspasos. Esta práctica es conocida cómo ‘Third-party Ownership (TPO)’ y fue denunciada por la KNVB, al hacer depender a un equipo de fútbol de un fondo de inversión.
Otro caso sonado, aunque no ha llevado a ninguna sanción, ha sido el de Álvaro Morata. La polémica web ha destapado la cantidad exacta que tendría que desembolsar el Real Madrid si quiere recomprar al jugador español.
Volviendo a los TPO, práctica que consiste en vender los derechos económicos de un jugador a un tercero, gracias a Football Leaks se están poniendo más casos en evidencia. Algo que en Inglaterra y Francia actualmente está prohibido. En las islas en 2006, después de la compra de Tevez y Mascherano por el West Ham, se descubrió que los derechos económicos de los jugadores eran propiedad de Media Sports Investments y Just Sports Inc. La irregularidad de los contratos llevó a la Premier League a sancionar al club inglés con la cifra récord de 5,5 millones de euros.
No es casualidad que Doyen y Mendes sean las víctimas favoritas de Football Leaks. La situación ha llegado a un punto que el agente portugués ha comprado una sociedad de espionaje infomático para descubrir quién está detrás de la plataforma.
Lo cierto es que estos fondos de inversión cada vez tienen más poder en el fútbol, sobre todo en España, dónde jugadores dejan los clubes sin poder de decisión. Mientras tanto, ni la Federación española ni la italiana han reaccionado a estos agentes externos que están ensuciando el fútbol. ¿Hasta cuándo?.