Me contaba Shaun, a la tercera pinta, que así son ellos. Hablabamos del Bogside y del Derry City, el día después me llevaría a ver un partido al Brandywell.
Aun así Shaun, si bien poco puedo recordar ya que habíamos tomado la cuarta, no era realmente del Bogside sino de Creggan. Derrocha Bogside por los cuatro costados y se nota su gran devoción mientras recuerda las historias que hay detrás de cada mural, aconseja pub o recuerda como hace dos años con el mismo equipo fueron capaces de ganar la Copa de la Liga y hoy por desgracia se encuentran inmersos en el fango de la penultima posición. Nos muestra como todavia perviven agujeros los proyectiles del ejercito inglés en los muros, una ruta que, al menos, nos permite pasar la tarde ya que él mismo nos había advertido de la imposibilidad de pasear solos por la noche en el Bogside.
Comenzaron las explicaciones.
Los protestantes y los unionistas para ir al estadio debían pasar necesariamente por el Bogside, un acto desde luego desaconsejado. Son hinchas del Linfield, Rangers o son apasionados del fútbol inglés. Mientras pronunciaba Linfield y Rangers tenía miedo de que vomitase. No les está permitido apasionarse del Derry City, peor aún, no les está permitido interesarse ni apasionarse por ningún equipo católico.
1989, naces aqui, y por derecho de nacimiento todo esto es tuyo, tu cultura. Creces con un vacío en el corazón porque diecisite años antes que tu hubo gente que vino aquí para destruirlo todo y mató a 14 hermanos.
Bastaba levantar los ojos mientas dabas una patada a un balón para recordar: “Brits out! Now IRA!“, lema que se repetía en decenas de carteles en el Bogside. Todo esto es tuyo, no de los ingleses.
Después, llega la ocasión de tu vida. Eres bueno jugando al fútbol y los ingleses te proponen jugar para ellos. Un campeonato estupendo, pero con olor a ingleses. Miras a tu padre a los ojos, los mismos ojos que han visto el terror de los disparos de los ingleses y te sonrie. Te tapas la nariz y aterrizas en Newcastle, a 24 km de Sunderland.
Un par de años más en el máximo nivel y después Wigan, donde no solo hablarás sobre el campo.
En la segunda semana de noviembre todas las camisetas lucen un poppy, una amapola que crecía en Flandes, para conmemorar el Remembrance Sunday, o sea, el día en el cual se recordaban a las víctimas británicas de las guerras mundiales y las sucesivas. James, el chico del Bogside que alzaba los ojos y quería golpear a los ingleses, se niega:

Bolton Wanderers v Wigan Athletic (Photo by Gareth Copley/Getty Images)
«Querido presidente, tengo un profundo y total respeto por aquellos che combatieron y murieron en ambas Guerras Mundiales, pero el poppy representa también a las demás victimas y para la gente de mi ciudad es también el símbolo de la masacre del Bloody Sunday. Se luciera el poppy, mi gente lo consideraría una falta de respeto. Estoy orgulloso de mis orígenes y no puedo hacer algo que considero equivocado.»
Al mismo tiempo James rechaza la llamada para representar los colores de Irlanda del Norte para poder vestir la camiseta de Irlanda, con la que debutará gracias a Trapattoni.
Me contaba Shaun que nadie de esa zona era aficionado de Irlanda del Norte. «¿Por qué? ¿La animan los protestantes?» pregunto ingenuamente. «En realidad no. Es simplemente porque Irlanda del Norte no tiene derecho a existir. Además se llama Ulster».
«Estoy orgulloso de mis orígenes y no puedo hacer algo que creo profundamente que es un error»
El último capitulo de esta historia, destinada a tener muchos más, se escribió en los Estados Unidos, donde el West Bromwich, su nuevo equipo, preparaba la temporada.
God save our gracious Queen!
Long live our noble Queen,
God save the Queen!
Retumban las notas del himno inglés, pero James no puede dejar de pensar en Jackie, 17 anni,Patrick, 31, Bernard, 41, Hugh, 17, Kevin, 17, Michael, 17, John, 17, William, 19, Michael, 20, James, 22,Gerald, 17, Gerald, 34, William, 27 y John, 59. Resuenan en su cabeza como un tambos “Don’t shoot! Don’t shoot!“, las últimas palabras de William.
«Estoy orgulloso de mis orígenes y no puedo hacer algo que creo profundamente que es un error»
Tony, el entrenador que había dado todo por tenerlo en el WBA, le dijo: James, he dado la cara por tí.
Quizás lo penso también él, pero al final sabía que aquello estaba mal.
James dio la espalda a aquella bandera y a todo ese odio. Recuerda también los carteles que querian a los brits out y a los murales que te informaban que estabas entrando en Free Derry e despues recuerda otra canción. Esta la canta, quizás en su interior. Porque esta es su cultura:
We’re not British we’re not Saxon we’re not English
We’re Irish and proud we are to be
So fuck your union jack we want our country back
We want to see old Ireland free once more
Alessandro Colombini
Minuto Settantotto
1 Comment
Reblogueó esto en Futbol y otras pasionesy comentado:
Durante años y años, se ha fortalecido la idea entre la intelligentsia occidental de que los practicantes del futbol son brutos e incultos, cuyo único potencial se encuentra en alguna destreza física, y que por definición son carentes de cualquier capacidad intelectual, y en muchos casos, hasta humana.
En ocasiones algunos futbolistas no ayudan a cambiar dicha percepción (¿verdad, piojo?), pero nos queda claro que este prejuicio es totalmente falso, y ejemplos encontraremos de sobra en la historia del futbol profesional.
Aquí un ejemplo, publicado por http://wanderersfutbol.com/ :