El Sportklub Rapid Wien, tradicionalmente siempre ha sido el club de la clase obrera de la capital de Austria. De hecho, en el año de su fundación, en 1898 fue bautizado como “Erster Wiener Arbeiter-Fußball-Club” (Club de Fútbol de los Primeros Trabajadores de Viena). Este vínculo aún se da en la actualidad y entre otras cosas, explica porque la grada verde es una de las más calientes del país.
Esa unión entre afición y equipo ha perdurado durante los años, como también lo ha hecho su seña de identidad: la ‘Rapid-Viertelstunde’. Un estruendo de aplausos realizado por todo el estadio en el último cuarto de hora de partido. Se trata de una tradición que tiene su origen en el periodo de la Segunda Guerra Mundial, en el año 1941. En aquella época, el Rapid fue obligado a jugar en la liga alemana debido a la anexión de Austria al país germano. Por entonces, tras disputarse el campeonato regular, tenían lugar los playoffs finales en los que se decidiía el campeón en la gran final. Los austriacos llegaron al encuentro clave contra el Schalke 04, si ganaban se llevaban el título de liga. El choque no pudo empezar peor: 0-2 en el minuto 8. La segunda parte siguió por los mismos derroteros: en el minuto 58 perdían 0-3 con el doblete de Hinz. El autor del otro gol fue Eppenhoff. Sin embargo, en la curva verde nadie tiraba la toalla.
Con todo en contra, de repente desde la curva se inició un cántico que fue cogiendo cada vez más fuerza. A las voces de los austriacos trasladados a Berlín, lugar de la final, se unieron los aplausos. Todo para empujar a un equipo que seguía luchando en el césped por una improbable remontada. Las 65 mil personas del Olympiastadion estaban a punto de vivir una gesta histórica. En sólo 3 minutos llegaron 3 goles. Prácticamente sin tiempo para analizar lo ocurrido, el Rapid había empatado el partido. Primero Schors en el 62’ y a continuación un doblete de Binder en el 63’ y en el 65’ pusieron el marcador 3-3. Pero el empujé no paró ahí, tan sólo 360 segundos después llegaría el hat-trick de Binder para colocar el 4-3 en el tanteador. La ‘Rapid-Viertelstunde’ encorajinó a los futbolistas y lograron levantar el resultado en menos de 10 minutos.
Ese hito aún sigue muy vive en los aficionados de la parte obrera de Viena, por ello continúan con la tradición y en cada encuentro repiten el ritual que empezó hace más de 75 años. Incluso en la última temporada que han tenido que jugar “alquilados” en Ernst Happel debido a que la construcción de su nuevo recinto, el Weststadion, aún no había finalizado. A partir de este julio se inaugurará la nueva casa y desde sus gradas se seguirá oyendo el mismo grito que convirtió al club en el único en ganar el campeonato liguero en dos países diferentes.

El nuevo estadio del Rapid se llamará ‘Allianz Stadion’ aunque en competiciones europeas se le nominará Weststadion