El club croata que se fundó oficialmente el 13 de febrero de 1911 en una cervecería, tomó el nombre de los míticos bandoleros que aterrorizaban a los turcos en el siglo XVII. Este espíritu rebelde permaneció en la ciudad de Split que se enfrentó a Mussolini y a la policía fascista de la NDH.
Gracias a la simpatía del partido pro-croata de Split (sindicalistas croatas o puntari) el club nació con unos ideales propios. Así se explica el escudo de Croacia en su emblema o la lucha en contra de la política del gobierno austro-húngaro de no permitir la unificación de las provincias croatas y mantenerlos separados.
En 1923, dicha escuadra comenzaría a jugar el primer campeonato nacional, el llamado campeonato del Reino de Yugoslavia. Además, ese mismo año jugó su primer partido internacional en el norte de África, sería contra el Marsella y venció 3-2. Poco después llegaría su primer “periodo de gloria”, el Hajduk conquistó el su primer título en 1927, trofeo que repetiría dos años más tarde.
El Hajduk en la Segunda Guerra Mundial
Si saltamos a la época en la que Yugoslavia fue invadida (abril de 1941) llegaremos a una de las etapas más conocidas del club y no precisamente por su palmarés. El equipo de Split se negó a asimilar el régimen de Mussolini. El club dejó de competir como muestra de protesta, los rebeldes preferían no competir que aceptar disputar la liga italiana bajo el nombre de “AC Spalato”.

Imagen del Hajduk antes de un partido frente al Zrinjski Mostar el 13 de agosto de 1939
Tres años más tarde, en 1943, los partisanos yugoslavos liberaron Split logrando la retirada de los italianos. Sin embargo, la tortura no acabó para los croatas ya que en esta ocasión serían los alemanes los que ocuparían la ciudad imponiendo el gobierno fascista del Estado Independiente de Croacia (NDH). Las autoridades de la NDH intentaron obligar a los rebeldes a unirse a una competición sin éxito, en este caso a la Copa del Estado Independiente de Croacia.
Gracias a que el eje no controlaba el Mediterráneo, ni las islas del Adriático, los jugadores se pudieron refugiar en la diminuta isla de Vis. Allí se unieron a la resistencia partisana y llegaron a disputar algunos encuentros contra equipos de los aliados. Durante esta época el escudo del equipo adoptó la estrella roja característica del movimiento de la resistencia.
Su habilidad y espíritu se hizo famoso gracias a su gira por el norte de África. Una vez acabada la guerra, el militar Tito alabó dicho conjunto queriéndoselo llevar a Belgrado (capital de Yugoslavia) pero de nuevo los rebeldes se negaron a abandonar la ciudad que les vio nacer. El Hajduk y Split permanecerían inseparables hasta nuestros días.
Mario Gago, director de I+ Fútbol (@gago_mario )