Han sido pocas pero reconfortantes las veces en que los denominados “equipos chicos” han propinado certeros golpes de autoridad a la opinión pública. Más aún en un deporte como el fútbol, que lastimosamente en los últimos años se ha caracterizado por escándalos, corrupción, y un excesivo interés comercial que ha transformado drásticamente la mentalidad de varios jugadores y clubes de las principales ligas del mundo. Esta última parte ha sido impulsada principalmente por factores como el marketing, la televisión, e incluso la aparición de importantes empresarios o jeques, que de a poco se han apoderado de varias escuadras, como por ejemplo el Chelsea, París Saint- Germain (PSG) y el Manchester City, citando reconocidos casos, quienes antes de la llegada de estos soportes económicos eran clubes que peleaban generalmente por salvarse de categoría, y en el mejor de los casos por un cupo en competiciones europeas.
No estoy diciendo que esto esté prohibido o que se vaya en contra de la reglas del fútbol, al contrario, para los hinchas de varios equipos que se han visto beneficiados prácticamente ha sido una “bendición” que algunos empresarios se fijen en sus clubes, quienes históricamente han vivido a la sombra de sus clásicos rivales y han tenido que verlos ganando y dando vueltas olímpicas en más de una ocasión. Es así como desde hace unos años jugadores como Sergio Agüero, ZlatanIbrahimovic, EdenHazard, Édinson Cavani, entre otros han ido configurando equipos de ensueño que anteriormente solo se veían en los juegos de FIFA o Pro Evolution Soccer, llenos de figuras y dinero, pero con falta de humildad y amor por la camiseta.
El fútbol siempre ha sido un deporte de unión, de entrega y sacrificios, esa creo yo que es su verdadera esencia. Obviamente no se puede sostener un equipo profesional sin dinero y pasando por encima de los jugadores como ocurre por estos lares, pero soy de los que no están a favor de que la plata sea el único motivo por el que se corre y se da hasta la última gota de sudor. Por eso es menester para mí felicitar al Leicester City Football Club, un equipo que impulsado por un sueño y 11 valerosos jugadores hizo lo que nadie creía cuando empezó la temporada, alzarse con el trofeo de la Barclays Premier League de Inglaterra, que para muchos es la competición más atractiva del viejo continente. Pero la alegría no solamente fue para sus hinchas, miles de personas alrededor del mundo también reconocieron el excelente trabajo hecho por los dirigidos de Ranieri y lo tomaron como un ejemplo de superación. A parte de una lección de vida, el título de los “foxes” como son conocidos, dejo varios ganadores, y no solo los jugadores, también aquellos que en las casas de apuestas pusieron unas cuantas libras a favor del Leicester a pesar de los pronósticos eran de 5000/1, situación que obligó a muchos de estos sitios a ofrecer dinero a los apostadores para retirar su apuesta con tal de no quebrar.
Ranieri, Vardy, Mahrez, Schmeichel, Okazaki, Morgan, entre otros apellidos se volvieron importantes en Inglaterra y gran parte del mundo, superaron los más duros escollos y relegaron a equipos como Arsenal, Manchester City, Manchester United, Chelsea, y Liverpool, llamados a pelear el título todos los años por su historia y presupuesto. Cada jugador con una historia de vida y un firme propósito de cambiar su destino, pero de estas la más se destacada es la del delantero Jamie Vardy, quien hace 6 años jugaba en la quinta categoría del fútbol inglés en el Fleetwood Town F.C. donde apenas ganaba 30 libras semanales, lo cual lo obligaba a trabajar en una fábrica al mismo tiempo para suplir sus necesidades. Cuando llegó a Leicester en 2012 y empezó a recibir un salario decente se enfrentó a otro problema, el alcoholismo, algo que le trajo muchos inconvenientes y casi provoca su salida del club; para fortuna de él, el presidente y máximo accionista del equipo le habló y le dijo que tenía las condiciones para triunfar y ser el mejor, pero su problema estaba opacando todo lo bueno que hacía, así que Vardy captó el mensaje y comenzó a trabajar más duro para dar lo mejor de sí, todo esto se vio reflejado en las actuaciones que vinieron después y se consolidaron con el ascenso en 2014 y posteriormente el campeonato de la temporada 2015/16.
Muchos piensan que la mejor manera de mantener motivada a un persona es ofreciéndole más dinero del que recibe ¿pero es esta la verdadera solución? Claudio Ranieri, el timonel de este equipo vio en la pizza la mejor herramienta para lograr que sus jugadores dieran lo mejor de sí. En una emotiva carta, el entrenador explicaba que el único objetivo que le pedían era salvar al equipo del descenso consiguiendo 40 puntos, que eso ya era una campaña buena, pero él sabía que sus jugadores podían dar mucho más. Al comienzo se jugaba bien pero recibían muchos goles, fue así que antes del partido con Crystal Palace, Ranieri prometió llevarlos comer pizza si no les metían goles y lo consiguieron, cuando llegaron él les dijo que tendrían que hacer la ellos mismos, les dijo “Tienen que trabajar para lograr cualquier cosa. Así que trabajen también para su pizza. Haremos nuestra propia pizza«. Luego de esto sacaron su portería en 0 durante 15 partidos y aprendieron una lección importante, que el trabajo en equipo puede llevar muy lejos a cualquier persona, en este caso a cualquier equipo.
El hito del Leicester se enmarca en páginas doradas para la historia del fútbol, este se suma a algunos casos como el campeonato del Deportivo la Coruña en el 2000, Once Caldas campeón de la Copa Libertadores en 2004, Aston Villa en la Champions League de 1982, la selección de Grecia en la Eurocopa del 2004, en fin, muchos equipos “chicos” que se ganaron el respeto y se convirtieron en ejemplos de superación , porque a pesar de contar con presupuestos inferiores demostraron que cuando están las ganas todo es posible. Un equipo es conformado por 11 personas, unos motivados por el dinero, otros por el reconocimiento, y cada vez más pocos por el amor a este hermoso deporte.
Hebert Granados Lasso
Universidad Central de Bogotá