La situación que lleva viviendo el Club Deportivo Palencia desde hace un año es una situación digna de una dictadura bananera en la que su máximo dirigente. Javier Rodríguez, se aferra al poder aún a sabiendas de que todo lo que está haciendo no tiene ni pies ni cabeza. El gestor del club, Francisco Serrano, llevando en todo momento la contraria a los estatutos del club sigue adelante y sólo se escuda en que, si alguien piensa que las cosas se están haciendo mal, que vaya a denunciarlo a los juzgados.
El pasado 7 de Septiembre en la asamblea del club palentino, el primer punto del día era la votación de expulsión de 8 socios fundadores, entre ellos el primer presidente de la entidad y el socio número 1. Tras ganar la votación para no expulsar a estas personas, el gestor del club se sacó de la manga 69 votos delegados, el Reglamento de Régimen Interno del club dice que sólo será legal la delegación de voto si en la convocatoria de la asamblea se informa de dicho derecho, pues bien, en esta asamblea no se había dicho nada. Al ver la respuesta de los socios ante tal situación, Francisco Serrano repitió argumento: «Si alguien estaba en contra, puede ir a los juzgados». Viendo el cabreo de los socios y socias presentes el gestor, el presidente y el secretario, Diego Torres, se levantaron de la mesa y abandonaron la asamblea.
Al pasar dicha asamblea, el club debería haber iniciado a competir ese mismo fin de semana. Pero, por culpa de Serrano el equipo no lo hizo por no haber pagado el finiquito del entrenador Tomé de pasadas temporadas y por lo tanto, no se pudieron inscribir fichas. En la segunda jornada, el equipo si pudo disputar su encuentro.
En esta situación está un club que nació y vivió como popular pero que por el actual secuestro que vive no puede crecer ni vivir como sus socios quieren. Ahora mismo lo único que se puede hacer es esperar y confiar en la justicia del Estado Español para que devuelva el club a los que realmente le quieren, que son sus socios y propietarios desde la fundación en 2011.