Cuarta vez que servidor pisaba Manchester, otra vez acompañado de un nutrido grupo de miembros del CAP Ciudad de Murcia. Un lugar que se está convirtiendo en la meca rojinegra, la casa del FC United of Manchester.
Quién haya estado en Inglaterra sabe cómo viven los ingleses el fútbol, ellos lo inventaron, lo aderezaron con valores ejemplares y se convirtió en una cultura. De un tiempo atrás, primero una bruja disfrazada de dama, y posteriormente las televisiones y grupos inversores, se han empecinado en sepultarlo tal y como lo conocemos.
Pero a veces, en la desdicha, de la indignación y la repulsa puede brotar el orgullo y la dignidad. En un fútbol lógico el FC United no sería más que un club corriente, pero el fútbol ha perdido el norte, el sur, el este y el oeste. Y llegados a este punto, cabe alegrarse, pues aceptémoslo, bendita la catarsis, solo en medio del desierto un charco de agua es elevado a la distinción de oasis, y eso es el FC United en este fútbol.
Sábado 23 de enero de 2016, 16:00 horas, me encuentro en Broadhurst Park, debajo de la grada de St. Mary´s Road End junto a dos millares de personas y observo un cartel que reza:
“Bienvenido. Considérate a ti mismo un miembro de esta familia.
Recuerda el ruido durante el camino hacia el campo. Recuerda las noches europeas.
Recuerda cuando sentías una conexión entre los aficionados y los jugadores.
Recuérdate cantando en el descanso. Recuerda cantar aún más cuando estábamos perdiendo. Recuérdate cantando. Recuerda cuando eras parte de lo que estaba pasando en lugar de observarlo. Recuerda cuando te sentías unido a todos los que estaban a tu alrededor a pesar de que erais una mezcla extraña. Recuerda creyendo que todo era posible.
Ahora imagina todo eso sabiendo que eres dueño de una participación y que a lo largo de la semana tu club marcará la diferencia en el corazón de las comunidades que necesitan que le echen una mano.
Considérate a ti mismo como parte del FC United of Manchester”.
Sonrío, siento una mezcla de envidia y bienestar mientras me bebo una cerveza de medio litro que me ha costado £2,5, dinero cuyo beneficio irá destinado a seguir mejorando un estadio construido por la afición, la misma que gestiona el club y su área social. El partido acabaría con un 6-1 que los aficionados red rebels achacaban a nuestra presencia allí, victoria que celebramos hasta alta horas con nuestro hermano mancuniano Lance y otros FC fans como “el rompe cuellos”, un tipo más grande que el campo de fútbol de Oliver y Benji al que no me gustaría nunca ver cabreado.
Pero hagamos una escena retrospectiva, el viernes por la mañana 16 rojinegros salíamos rumbo Manchester, algunos de ellos lo más lejos que habían estado era en Madrid, en aquel play-off que fuimos a animar al Ceares, evidencia de que el fútbol es un activo en nuestras vidas. Llegábamos al aeropuerto donde nos recogerían varios coches enviados por nuestros amigos del FC, y de allí al peor hostal –y más barato- del distrito de Moston, donde se ubica el estadio. Por la tarde-noche nos reunimos con los colegas de FC United of Manchester en Español e intentamos emborracharnos, y decimos intentamos porque acabamos formando parte de la muestra del estudio científico que va a demostrar que la cerveza de Inglaterra no emborracha.
El sábado venía lo bueno, preparamos las banderas y bufandas con el cariño con el que una madre prepara la bolsa del almuerzo de su hijo, nos pusimos guapos y salimos a patear nuestro nuevo barrio. 40 minutos nos separaban del destino de nuestro peregrinaje, antes de llegar hicimos parada obligatoria en Moston Branch, un local social del FC. Y tras atravesar miles de casas, un cementerio y hasta un par de kilómetros de páramos verdes llegamos a Broadhurst Park. Precioso, soberbio, un sueño hecho realidad, un campo que sentimos como nuestro, al que hemos donado gran cantidad de dinero y que de forma majestuosa nos recibía junto a un grupo de voluntarios a los que el Twitter les había chivado que íbamos al partido.
Nos tenían preparado un tour muy personal, con un trato excelente y que finalizó con una foto con Margie, el entrenador del FC United. El partido fue espectacular, nos ubicamos en los dos graderíos principales, primero donde empezó este relato, y ya en la segunda parte fuimos a la Main Stand para disfrutar con otra parte de la afición. Al final del partido nos llenaron los bolsillos de libras-las camisetas y bufandas del Ciudad en tienda volaron- y nos metieron a otro pub en tribuna, este con los jugadores y otra vez Margie, el mister, haciéndonos trucos de magia y partiéndose de risa con nosotros.
Nos despedimos de los voluntarios y directivos a los que veremos pronto gracias al proyecto “Clubes y Aficionados por un Mejor Gobierno del Fútbol” y nos fuimos a bailar música norteña con Lance, rompecuellos y compañía. El fin de semana terminaba en el Barnés, con la mayoría animando a nuestro Ciudad sin dormir y sin voz, pero con la ilusión y las pilas cargadas hasta arriba y es que ellos hicieron su club y nosotros también; ellos han hecho su estadio y nosotros… Nosotros estamos dispuestos a soñar.
Making friends not millionaires
Ulises CAP CDM